lunes, 11 de agosto de 2008

POESÍA Y LENGUAJE, POÉTICA Y LINGÜÍSTICA

Ya con el Formalismo Ruso comenzó la tendencia, muy difundida y aceptada en la crítica literaria contemporánea, a explicar la poesía con criterios lingüísticos. Fueron los formalistas los primeros en distinguir en el lenguaje un uso corriente y un uso poético. Más tarde el Círculo de Praga y ya claramente Jakobson en su trabajo "Lingüística y poética", estaban seguros de poder explicar la esencia de la poesía a partir del lenguaje, pues, consideraban que de algún modo el lenguaje implicaba -como una de sus variantes o uso desviado respecto del patrón estándar -, el lenguaje poético.

De esta suerte la esencia de la poesía sería de carácter lingüístico y, por tanto, la poética vendría a ser una región de la lingüística general.

Algunos teóricos de la literatura se han opuesto a esta explicación, pues consideran que si bien es cierto que en el texto poético subyace un sistema lingüístico, existe también otro de carácter exclusivamente artístico y que denominan connotado, que va más allá de la mera estructura lingüística. El primero, en tanto texto, seguiría siendo objeto de la lingüística, pero no hay razón para que la lingüística extienda su imperio al sistema "connotativo" que no por servirse del texto ha de ser confundido con el texto mismo, según los que así piensan.

Sea que la poética se considere independiente de la lingüística, sea que forme parte de ella, en uno u otro caso debemos añadir aquí algunas cuestiones importantes que no parecen estar suficientemente sopesadas por la poética a la que nos referimos.

La primera gran verdad, de suyo evidente, es que la obra literaria es obra de lenguaje; la segunda es que, además, es obra de ficción. Si por el primer aspecto la obra artística se inscribe en el lenguaje, como un lenguaje más a fin de cuentas, por el segundo lo desborda y lo supera, de modo tal que en un aspecto la poética - como ciencia de la obra literaria formaría parte de la lingüística y por otra, no. No habría que olvidar tampoco que el lenguaje participa de la obra poética como materia prima desde la cual el poeta construye la poeticidad. Es verdad que este material, aun en la poesía, continúa conllevando cierta potencia lingüística, es decir que no pierde del todo su capacidad de lenguaje, pero si se atiende solamente a ella, o se la confunde con la esencia misma de la poesía, entonces adquiere una relevancia injustificada opacando y marginando lo verdaderamente esencial de la poesía que no es su materia, sino lo creado con ella.

Tampoco se salva la dificultad si se predica del texto su carácter connotativo, exclusivamente, por oposición al lenguaje denotativo, propio de la prosa no artística. Los que así piensan no se detienen a examinar con cuidado qué es lo que ha de entenderse por "connotativo" y "denotativo", ya que éstos son términos que dado el uso y abuso que se hace de ellos - y según el contexto científico en que se los use -, exigen una clarificación. En segundo lugar, y como consecuencia de lo primero, es totalmente absurda la pretensión de estos teóricos, pues todo lenguaje coloquial es tanto lo uno como lo otro sin que en un discurso concreto se repelan ambas dimensiones. Además - como ya veremos -, la connotación es característica de múltiples lenguajes que nadie calificaría de poéticos.

Lo artístico no radica esencialmente ni en la forma, ni en el contenido, ni en la connotatividad ni en la denotatividad del lenguaje, sino en la ficcionalidad, La obra literaria, como cualquiera otra obra de arte, es obra de ficción, trátese de un poema, un cuento, una novela o un drama. La ficcionalidad es su denominador común. Es evidente que surge del lenguaje, pero no se agota en él. Un discurso científico también surge del lenguaje, pero no se nos ocurriría estudiar la ciencia (de la que habla ese discurso) con criterios lingüísticos y como parte de la lingüística; de ahí entonces lo dudoso que aparece la pretensión de estudiar necesariamente la literariedad - para usar un término ya acuñado- con métodos puramente lingüísticos. Es posible que por ese camino se llegue a una comprensión formal, funcional y estructural de la obra, pero no nos conducirá nunca a la esencia del arte. La poética rebasa la teoría lingüística porque ésta se dirige también a estudiar otro ámbito de la realidad poética que no es lingüístico - lo artístico. Que la poética se deriva de la lingüística sí - así como la psicología se derivó de la filosofía -, pero que se reduzca íntegramente a ella, no (así como ni la psicología se reduce a la filosofía ni requiere por necesidad de métodos Filosóficos para estudiar sus propios problemas). Y no, porque entonces ¿en qué reside lo auténtico y privativamente poético (o artístico)? Si se debe sólo a lo in-usual o a-normal del uso de lenguaje, grave consecuencia pues, todo uso anormal ha de ser poesía: el coloquio amoroso, el lenguaje infantil, el decir de los locos, el uso lingüístico de los bajos fondos o de los rateros, etc.

Sí, estamos de acuerdo en que la poética no debe quedar al margen de la lingüística porque el texto poético sigue siendo un texto lingüístico, pero añadamos: no se agota en él; lo desborda ampliamente y no porque sea un sistema connotativo (que el lenguaje de la calle también en gran medida lo es), sino porque crea su realidad propia, intrínseca al mundo artístico, la cual en primer lugar el lenguaje funda y constituye.

Es la ficcionalidad (lo artístico) en primerísimo lugar, y no lo lingüístico, lo que hace que la lírica, la novela o el drama compartan con la pintura, con la música, con el cine, un título común: ser obras de arte. De lo contrario habría una brecha insalvable entre estas diversas manifestaciones que, sin embargo, desde el hombre de la calle hasta el estudioso especialista reconocen como artísticas. La esencia del objeto artístico (sea literario o pictórico), reside en esto: el carácter ficticio del mundo creado.

Convendría entonces no restringir el concepto de poética, como hace Jakobson, al orden puramente lingüístico, pues parece claro que hay más cosas en la poesía que las que ha visto Jakobson. En esto también ha sido más sabio Aristóteles quien aplicó el término " poética" a la teoría general de las obras literarias, en las cuales, como se recordará, el lenguaje es tan sólo un elemento más.

Texto extraído del libro Filosofía del arte y la literatura del autor chileno: Juan O. Jofré

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